Rupert Sheldrake y la memoria de la naturaleza
- monicamarcoses
- 30 jul
- 1 Min. de lectura
Actualizado: 13 ago
¿Y si la naturaleza tuviera memoria? ¿Y si lo que hacemos, sentimos y aprendemos dejara una huella viva en el mundo?
Rupert Sheldrake, biólogo británico y pionero del pensamiento holístico, propuso una idea tan audaz como poética: la existencia de los campos mórficos, una especie de memoria colectiva natural que guía el desarrollo de todo ser vivo, desde las formas de los cristales hasta los movimientos de una bandada de pájaros.
¿Qué son los campos mórficos?
Sheldrake sostiene que toda forma y comportamiento en la naturaleza está influido por patrones invisibles que evolucionan con el tiempo. Cada vez que algo se repite; un gesto, una emoción, una forma de crecer, se graba en ese campo. Y gracias a esa “resonancia mórfica”, lo que una vez ocurrió, tiende a volver a suceder con más facilidad.
Perros, intuición y telepatía
Uno de sus experimentos más famosos observó cómo ciertos perros parecen saber con anticipación cuándo su humano va a llegar a casa, incluso sin señales externas. Para Sheldrake, esto podría ser un ejemplo de conexión más allá del espacio-tiempo, un tipo de comunicación natural que todos, incluso los humanos, podríamos estar redescubriendo.
Ciencia sin fronteras
En sus libros, como Una nueva ciencia de la vida o La ciencia del alma, invita a liberar la ciencia de sus propios límites y abrirse al misterio, la intuición y la conciencia. No para abandonar la razón, sino para ampliarla.
Sheldrake nos recuerda que somos parte de un campo mayor, que no estamos separados del mundo que habitamos. Cada pensamiento, cada gesto amoroso, cada aprendizaje… podría estar sembrando memoria en la red invisible de la vida.



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